Más noticias | Institucionales
Actualizado el Lunes 20 de Febrero de 2017


Actividades Para Conocer Mejor el Pensamiento Vivo del General San Martín


El Doctor en Historia Pablo Lacoste sugiere generar las herramientas teóricas y metodológicas necesarias para poder comprender esos mensajes sanmartinianos, guardados durante dos siglos en clave, dentro de los objetos que forman su legado.

Pablo Lacoste : Profesor de Historia (1987) y Licenciado en Historia (1988) por la Universidad Nacional de Cuyo, Doctor en Historia por la Universidad de Buenos Aires (1993) y Doctor en Estudios Americanos, mención Relaciones Internacionales, por el Instituto de Estudios Avanzados (IDEA), Universidad de Santiago (2000). Ha desarrollado su trayectoria académica como docente e investigador en el Instituto de Estudios Avanzados y en Universidades chilenas y argentinas.

Opinión Publicada en MDZ bajo el título: “San Martín y su legado territorial: bóvedas de Uspallata, molino Orfila y otros secretos”

Doscientos años después del cruce de los Andes y la batalla de Chacabuco, el legado de San Martín sigue entregando secretos. Es como si el general hubiera planificado una entrega gradual de su mensaje, para que siempre tuviéramos nuevas sorpresas; para no dejar de asombrarnos y conmovernos.

Las bóvedas de Uspallata, el molino de Orfila, el fuerte de San Carlos y la casa del Libertador en la ciudad de San Martín son buenos ejemplos. Se trata de objetos materiales asociados a la gesta sanmartiniana, que sirven para iluminar los documentos escritos, completarlos y reinterpretarlos.

Los últimos estudios realizados en forma multidisciplinaria, por equipos profesionales de distintas especialidades, permiten reconstruir esa trama sociocultural, y de este modo, se abren las puertas para conocer aspectos hasta ahora desconocidos del legado sanmartinano.

Naturalmente, las hazañas militares y políticas de San Martín han acaparado la atención de la academia, los ensayistas y la prensa. Sus cartas, partes militares, proclamas y demás documentos son leídos y releídos, una y otra vez, para profundizar los conocimientos sobre sus ideas, su forma de pensar y de actuar. Pero también hay mensajes cifrados más allá de sus escritos, y que se pueden interpretar a partir del trabajo multidisciplinario.

Ya no alcanza la tarea del historiador tradicional, basado casi exclusivamente en documentos escritos. Ahora se hace necesario trabajar con arquitectos, agrónomos, gastrónomos, sommeliers y otros especialistas, para generar las herramientas teóricas y metodológicas necesarias para poder comprender esos mensajes sanmartinianos, guardados durante dos siglos en clave, dentro de los objetos que forman su legado.

El patrimonio sanmartiniano forma una densa trama sociocultural, en la cual cada parte contribuye a iluminar y comprender el conjunto del mensaje. Emergen así otras dimensiones del legado de San Martín, que nos ayudan a conocer mejor sus valores humanos y a partir de allí, revalorizar nuestros paisajes culturales, nuestros actores sociales y sujetos históricos.

El caso de las bóvedas de Uspallata es un buen ejemplo. Se trata de una hacienda tradicional de Mendoza, con un diseño muy singular, destacado por el uso de cúpulas y bóvedas. Estas técnicas arquitectónicas se usaban con frecuencia en Mendoza, para mejorar el confort térmico de viviendas y bodegas. De este modo se mejoraba la calidad de los vinos mendocinos. Así se construyó la reputación del vino de Mendoza como el mejor de la actual Argentina. Muchas haciendas mendocinas coloniales tenían este diseño, entre ellas, la casa del Libertador en Barriales (actual ciudad de San Martín). Esto era un signo de distinción e identidad de la arquitectura tradicional de Mendoza: no se usaba ni en San Juan ni en Santiago ni en La Serena, ni en San Fernando ni Talca ni otras partes de Chile. Solo en Mendoza.

(Fuera de esta, las cúpulas y bóvedas se usaban únicamente en iglesias y catedrales; nunca en edificios laicos, como viviendas y bodegas; esto era un símbolo de distinción mendocino).

Lamentablemente, el terremoto de 1861 prácticamente destruyó todas las construcciones con bóvedas y cúpulas que estaban Mendoza. Solo quedaron en pie las Bóvedas de Uspallata. Su profundo significado se acaba de conocer, con un estudio realizado por las arquitectas Estela Premat y Sandra Navarrete y el suscrito. El texto completo se puede ver en el siguiente link

https://www.academia.edu/31503244/Ser_en_el_tiempo._Revi_sta_de_Historia_Americana_y_Argentina_Vol._51_No_2_2016_Mendoza_Argentina_Universidad_Nacional_de_Cuyo_ISSN_0556_-_5960_pp._09_-_4_1Ser_en_el_tiempo._C%C3%BApulas_y_b%C3%B3vedas_en_el_pa%C3%ADs_del_vino_Mendoza_siglos_XVII_-_XIX

Este trabajo nos permite entender mejor, no sólo el edificio de las Bóvedas de Uspallata, sino su significado dentro de la ingeniosa arquitectura vitivinícola colonial mendocina, y sus conexiones con los demás edificios de la época sanmartinana, como el Fuerte de San Carlos, la casa del Libertador en San Martín, entre otras. A ella hay que sumar el Molino de Orfila, otra genialidad de San Martín. El mismo construyó este molino hidráulico harinero, entre 1818 y 1820; su objetivo era desarrollar el territorio del Este mendocino, al ofrecer un servicio de vital importancia para la familia campesina: este requería 50 kg de harina por mes para alimentar cuatro personas; moler a mano un kg de harina demandaba una hora de intenso trabajo manual; al disponer del molino, la calidad de vida del campesino mejoraba sustancialmente, y facilitaba la colonización de los actuales departamentos de Junín, San Martin y Rivadavia. ¿Cómo funcionaba el molino? Ahora es difícil imaginarlo, porque sólo se exhibe una piedra redonda de moler. Pero se puede ver un molino parecido en funcionamiento, en el siguiente video: https://www.youtube.com/watch?v=6A2sPYg9PFY

Resulta conmovedor observar esa rueda artesanal de madera, de tres metros de diámetros, movida por el agua de un canal de riego. Con estos medios, el molino del general San Martín podía moler el trigo de los campesinos de la Zona Este, entregarles harina para alimentar a sus hijos.

Los estudios historiográficos han comenzado a hacer hablar estos edificios y objetos materiales. Ahora llega el turno realizar este legado sanmartiniano, para convertirlo en Centros de Interpretación, que sirvan a la vez para educar, entretener y mejorar la calidad de vida de la población.

El Municipio de Las Heras, en alianza con Bodegas de Argentina y/o la Coviar, podrían valorizar las Bóvedas de Uspallata; colocar tinajas de greda, parrales y pérgolas; parquizar y alhajar este atractivo turístico, convertirlo en centro turístico y espacio de valoración de los vinos de Mendoza.

Asímismo, el Municipio de San Martín puede reimpulsar la Casa del Libertador, valorizando el lazo de don José con la cultura del vino, su condición de primer "wine lover" de América y la preocupación por utilizar bóvedas y cúpulas para mejorar el confort térmico de su casa-bodega, en función de mejorar la calidad del vino.

Paralelamente, el Municipio de San Carlos puede encarar la reconstrucción del Fuerte de San Carlos, como enclave estratégico de la Mendoza Criolla y, particularmente, del parlamento de San Martín con los Pehuenches. Sería una buena oportunidad también para valorizar la IG Altamira, que no por casualidad, se encuentra junto a La Consulta.

Por su parte, el Municipio de Junín, en alianza con la familia Orfila, podría reactivar y revalorizar el molino; sería bueno reconstruirlo y hacerlo funcionar, siguiendo un poco el modelo del molino de Pañul mostrado en el video. De este modo, se podrá volver a obtener harina artesanal, y con ella, elaborar el mismo pan integral, de grano grueso y sabroso, que comía el general San Martín. La visita al Molino del Libertador, cambiará radicalmente su significado. De una piedra inmóvil, que se muestra hoy, y nadie entiende, se pasaría a exhibir un molino artesanal en actividad. Naturalmente nos vamos a entusiasmar con "las ganas pequeñas que tenemos, de niños, de ver cómo se mueven las cosas desde adentro", según dice Jorge Sosa.

De este modo, podremos avanzar en la valorización del patrimonio sanmartinano, en su mensaje ciudadano y en su pasión por los vinos, alimentos y paisajes de Mendoza, junto con su admiración por los campesinos y artesanos locales. Podremos activar la gastronomía y sommelería tradicional, con los sabores típicos de Mendoza, con todo el impacto que ello puede tener en el desarrollo de las pymes del sector turismo, y sobre todo, en mejorar la vida de las personas, a partir de la valoración y el disfrute de este patrimonio de valor universal.

Fuente: MDZ

 


Etiquetas:




Click en la foto para ampliar.















Desarrollo de Pizza Pixel