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Actualizado el 31 de Diciembre de 1969


Los Dos San Martin de Sobisch


Una de las tantas curiosidades que nos legaron nuestros mayores fue la de imponer una figura sobre-natural e impoluta a nuestros próceres, en este caso nos encontramos con la orden de repintar un mural por no adecuarse a las ideas de la época.

En la búsqueda de aproximarnos a la figura de Don José Francisco de San Martín, nos encontramos que personas (quizás) sin mala intención trataron de presentarnos a Don José como una persona de bronce alejándonos de la figura del San Martín como hombre político, padre, vecino y amigo.

El artista plástico mendocino trató de mostrar al General San Martín en los talleres de forja en el Plumerillo, seguramente consideró el calor producido por las fraguas y del entorno mendocino hacía inviable otra vestimenta, pero desde el Instituto Nacional Sanmartiniano consideraron que no era adecuada la ilustración y se modificó la obra.

Seguramente Enrique Omar Sobisch consideró que Don José de San Martín era un hombre práctico y que al inspeccionar una herrería o en este caso un taller de forja lo haría sin el uniforme, además trató de reflejar el acontecimiento de una manera más natural. Lamentablemente el pensamiento dominante de aquel momento no dejó que el artista se expresara espontáneamente e impuso algunas condiciones.

Material gentilmente cedido por la Biblioteca Mauricio López de la Fundación Ecuménica de Cuyo, Chile 771, Mendoza.

La Escuela Nacional de Educación Técnica (ENET) número 1 “Pablo Nogués” de la ciudad de Mendoza, colocó un gran mural ejecutado por el maestro Enrique Sobisch, un comprovinciano de fama internacional quien estaba radicado desde hace tiempo en Buenos Aires. Allí, en un sitial de honor donde tiempo atrás se efectuó un acto público con asistencia de autoridades provinciales y nacionales, se encuentra la obra, que representa al general José de San Martín en los talleres de forja de “El Plumerillo”, junto a Fray Luis Beltrán, cuando ambos estaban abocados a la fabricación de las armas para el Ejército Libertador.

El verdadero original que pintó Enrique Sobisch para la ENET Nº 1 de la provincia de Mendoza. Se trata de una magnífica obra, pero con detalles curiosos en su realización. Porque primitivamente el maestro Sobisch concibió a nuestro héroe máximo como se supone que pudo haber estado en los talleres, o sea con los puños de su camisa levantados, y revisando el temple del acero de un sable, al igual que Fray Luis Beltrán. Y así quedó plasmado en el gran mural.

Sin embargo, el Instituto Nacional Sanmartiniano, ya terminado el mural, no aceptó esa concepción. Argumentaron sus autoridades que el general San Martín no podía aparecer con los puños de la camisa levantados, y sus brazos eran demasiado musculosos, lo que le otorgaba demasiado parecido con las representaciones que el marxismo hace de los proletarios.

El pintor argumentó que se había buscado plasmar la realidad, pero la respuesta fue que siendo joven, San Martín solamente podía aparecer con su chaquetilla colocada, o sea de uniforme, y si se lo quería representar con ropas civiles, debía aparecer en su vejez únicamente.

La consecuencia fue que el maestro Sobisch debió repintar la figura del general San Martín, como retocar también a Fray Luis Beltrán, y esa es la diferencia que se observa entre las dos fotos que presentamos de la misma obra: la original y la retocada.

Nos encontramos sin duda ante un exceso de celo de las autoridades de esa entidad privada, que es el Instituto Nacional Sanmartiniano, el cual decide qué imagen deben recibir los argentinos de héroe máximo. Hay quienes opinan en el sentido de que actitudes tales provocan la estereotipación del general San Martín, haciéndole aparecer como una figura distante, fría, quitándole humanidad, lo cual atenta contra la realidad ya que se sabe a través de la historia que fue profundamente humano y sencillo.

El propio Jesucristo es representado a los doce años trabajando en la carpintería de José, naturalmente con sus ropas de trabajo adecuadas, y ello no le quita su carácter divino.

La obra como se encuentra actualmente en el colegio “Pablo Nogués donde pueden observarse las reformas efectuadas.

La decisión del Instituto Nacional Sanmartiniano, que hasta ahora había quedado guardada en el secreto y era conocida por unos pocos, ha motivado pese a todo encendidas polémicas, estimándosela errónea y falta de realismo.

S/D, 5ª edición, Año I, Número 3, Mendoza, diciembre 1 al 25 de 1979. Director-propietario: Guillermo Martínez Anzorena. Administradora: Marta Gallardo Bastías.

Publicado en: http://la5tapatanet.blogspot.com.ar/2012/10/los-dos-san-martin-de-sobisch.html


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