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Actualizado el 31 de Diciembre de 1969


La Chacra del Libertador SIN LUGAR A DUDAS Estuvo en el actual departamento de San Martín.


Ricardo Enrique Falange Herrera nos acercó importante documentación para poner luz sobre la verdadera ubicación del lugar que fue hogar del General San Martín

El emplazamiento de la chacra de San Martín en los Barriales.

Desde agosto de 1816 el general San Martín estaba a cargo del ejército exclusivamente, por lo cual había sido reemplazado como gobernador intendente por el general Toribio de Luzuriaga, a quien se dirigió el 12 de octubre de ese año para pedirle las 50 cuadras de terreno que deseaba tener para su retiro como agricultor:

“Señor gobernador intendente de esta provincia:

Es muy natural al hombre, prever la suerte que se propone pasar en la cansada época de su vejez.

El estado de labrador es el que creo más análogo a mi genio, y como un recurso y asilo a las inquietudes y trabajos de una vida toda ocupada al servicio de las armas.

Mi fortuna menguada no me ha proporcionado jamás un fundo rural con que contar para este estado a que aspiro, pero ni aún el fijarme a un territorio o provincia que goce de tranquilidad.

La de Cuyo es la que ha podido decidirme, por el buen carácter de sus habitantes, para elegir un rincón en ella, en que dedicarme a romper el campo, cultivarlo y formar mis delicias.

Y por haber propendido yo mismo a que se fomenten, se pueblen y cultiven los que hay en inmenso espacio a la parte del norte del Retamo, les profeso una decidida inclinación.

El corto número de 50 cuadras llena mi aspiración y deseos, mas no puedo contar con ellas, si Vuestra Señoría no me hace acreedor a que se me señalen por títulos de merced y gracia.

El sumo valor a que se ha podido fijar el precio de cuadra es de 4 pesos, y esto mitad al contado y mitad a plazo, para poderse hallar compradores, y que desde luego gocen los dueños de un terreno que cultivar y el terreno de propietario que lo trabaje.

Es decir, que las 50 cuadras que pido por merced sólo valen 200 pesos. No los tengo, y en caso de tenerlos las compraría. La voluntaria cesión de la mitad de mis sueldos me ha reducido a pasar una vida frugal, y sin el menor ahorro para embolsar, ajustándome a una economía tan estrecha como la porción del sueldo con que contaba.

Si Vuestra Señoría cree que se me debe hacer merced del terreno mencionado, podrá librar en mi favor el título de propiedad, y sobre la marcha la posesión sometida a don José Herrera, vecino de los Barriales, a quien se le someten por su pericia las que libra el gobierno en favor de los propietarios que concurren por compra.

Dios guarde a Vuestra Señoría muchos años".

De lo antedicho surge que las tierras en cuestión están al norte del Retamo (Junín), por lo cual no puede estar hablando de la por entonces única villa de los Barriales donde vivía el ingeniero chileno José Herrera, que hasta hoy se llama así y que está al oeste del Retamo.

Toda la región al este del río Mendoza se llamaba genéricamente “los Barriales”.

Las cuadras de terreno que le otorgó la provincia de Cuyo (ésta a partir de 1820 se dividiría en las tres provincias que conocemos) fueron 250, pues 200 se destinaban para que fueran de su hijita apenas nacida dos meses antes, a las que San Martín quiso renunciar, como veremos.

En su lugar San Martín propuso que esas 200 fueran para los benemé-ritos de la campaña que se estaba por empezar, y así fue que el gobierno de Mendoza decidió que él se quedara con las 250 asignadas, y que otras 200 se destinaran a una villa nueva, que lógicamente fue llamada entre 1816 y 1823 “de los Barriales”, donde habría de ponerse una columna o pirámide.

Véase lo que el 19 de octubre de 1816 contestó el nuevo gobernador de Mendoza:

“Señor general en jefe del ejército de los Andes, don José de San Martín:

Después de haber enriquecido Vuestra Señoría los anales de la historia de nuestra América con la gloria de su conducta y talentos militares, quiere buscar el descanso de sus penosas y heroicas tareas en el cultivo de los campos, constituyéndose en apacible labrador.

Al efecto, pretende Vuestra Señoría por su oficio del 12 del presente, la merced de 50 cuadras de tierra en el paraje de los Barriales, a cuyo adelantamiento Vuestra Señoría ha preferido con sus acertadas provi-dencias, convirtiendo en fértiles y productivos, aquellos terrenos áridos e infructíferos.

Este gobierno no ha podido menos que mirar con asombro tan moderada resolución.

En consecuencia, previas las formalidades necesarias, accede a la gracia y merced que Vuestra Señoría solicita y añade la de 200 cuadras más, para su señora hija doña Tomasa Mercedes, con que él y la provincia, por medio del muy ilustre cabildo de esta capital, agradecida a la distinción que Vuestra Señoría le dispensa, escogiéndola para ser uno de sus vecinos, quieren demostrar su gratitud y reconocimiento; y acordar igualmente que en memoria de Vuestra Señoría como autor del establecimiento de la villa de los Barriales que ya va a plantificarse según lo que Vuestra Señoría tenía acordado, se erija una columna en el centro de la plaza de ella con el mote siguiente: Mvlta mervit fecerat ille magis, y por su reverso el nombre de Vuestra Señoría”. (“mucho mereció, pero más fue lo que hizo”).

En este texto vemos que la villa de la que se habla es nueva, va a plantificarse, y que si el chileno Herrera vivía en la villa de los Barriales, ésa era una villa que ya estaba y que sigue llamándose “los Barriales”. La nueva desde 1823 comenzó a llamarse “de San Martín”. Sigue diciendo:

“Para llenar en parte tan justa resolución, se comunican las órdenes convenientes al encargado don José Herrera, a efectos de que elija, mensure y ponga a Vuestra Señoría en plena posesión de las citadas mercedes, dando cuenta en el expediente para dar a Vuestra Señoría los correspondientes títulos, quedando al cuidado de este gobierno la erección del citado monumento con oportunidad.

Reciba Vuestra Señoría esta demostración, debida al continuo y laborioso afán con que se ha empleado en obsequio de esta feliz provin-cia, dándole nombre, crédito, fuerzas y fama que antes desconocían las demás unidas.

Dios guarde a Vuestra Señoría muchos años.

Mendoza, 19 de octubre de 1816, Toribio de Luzuriaga”.

El general San Martín responde el 26 de octubre:

“La merced de 200 cuadras en las tierras baldías de los Barriales que la generosidad de este gobierno se digna dispensar a mi hija doña Tomasa, y de que con encomios que no merezco participa en oficio del 19, la acepto desde luego con la expresión más viva de mi eterno reconocimiento.

Pero a nombre de la donataria hago cesión de ellas en favor de los individuos de mi ejército que más se distinguiesen en la campaña que vamos a emprender.

Dígnese Vuestra Señoría aceptarla, e interpelar al muy ilustre cabildo de esta capital, que admita aquel terreno bajo su amparo posesorio, a fin de que a su tiempo la municipalidad misma los reparta entre los beneméritos, cuyos nombres ilustres yo, o el general que me sucediere, le comunicará oportunamente.

En cuanto a mí, las 50 cuadras que a mi solicitud Vuestra Señoría me ha dispensado, la apreciable sociedad de Mendoza que apetezco, y la quietud feliz de una vida privada, forman el centro y único punto de vista de mis aspiraciones.

Cuartel general de Mendoza, 26 de octubre de 1816.

José de San Martín”.

Se corrió vista al doctor Ortiz, asesor general del gobierno, y éste opinó que el gobierno debía amparar a la niña Tomasa en el derecho de su propiedad, y que de ningún modo se podía admitir la cesión que se pretendía hacer contra sus intereses, y que se podían destinar otras 200 cuadras para los propósitos enunciados, y que tales quedaran a resguardo hasta que se repartieran entre los que se destacaran en la campaña.

Así, por lo tanto, la villa nueva estaría poblada por los héroes del ejército libertador.

El dictamen se efectuó el 2 de noviembre, y al otro día, en sesión ordinaria, el cabildo decidió hacer lugar a esta propuesta, y también hacer la columna o pirámide.

San Martín no pudo hacer nada por evitar esta decisión, porque el día 24 de octubre mismo, las 250 cuadras que se le habían acordado estaban mensuradas.

Al oeste, delimitaban con las tierras del señor Nicolás Serpa. Al sur, con las del señor Gregorio Villanueva. Al este, con los terrenos baldíos del Estado. Al norte, con los terrenos de la villa que todavía no tenía plano, y de la propiedad de San Martín la dividía el trazado de la nueva huella de la Patria.

El día 11 de noviembre el ingeniero Herrera tomó la posesión de la propiedad asignada al general San Martín.

Pero fue el 20 de diciembre cuando el cabildo dejó formalmente decidida la fundación, mediante un acta.

Entonces, el 20 de diciembre es el día de la fundación de la villa nueva de los Barriales.

En 1823, cuando San Martín había vuelto de su campaña, fue que se le impuso su nombre, y pasó a ser “la villa nueva de San Martín”. En 1941 se la declararía ciudad.

De los datos que aquí se han proporcionado tenemos que la propiedad en la que San Martín estuvo viviendo intermitentemente entre 1816 y 1819 y durante nueve meses seguidos en 1823, ha estado situada en la zona al norte del Retamo (es decir, al norte de Junín), limitada por la nueva huella de la Patria (hoy ruta provincial 50).

Muerto San Martín, la sucesión dispuso su venta, y la compró el señor Saturnino Álvarez, pasando luego a otras personas que tuvieron partes de la propiedad original, y en 1905 el señor Ricardo Palencia las compró y logró reunirlas, puestas entre las actuales calles Pirovano y Olivares, y calles Espejo y Alem (parte de la ruta 50, por entonces nacional N° 7) de la hoy ciudad de General San Martín.

Palencia hizo edificar la casona que se conoce como “las Bóvedas”, tratando de imitar por referencias a la casa original que fuera derribada luego de desmoronarse en parte con el terremoto de 1861.

El molino harinero al lado de la Acequia de la Patria (hoy, canal matriz San Martín) que fuera propiedad de San Martín, llegó a ser de la familia de José Orfila para esa misma época, 1905.

La pirámide no se hizo en los días de San Martín ni en los años por venir, por causa de las guerras civiles y la inestabilidad política.

El resolutivo fue recién cumplido en 1925, al pie de la letra pero en la villa equivocada, acaso porque desde 1910 la villa nueva de San Martín ya tenía en el centro de su plaza una estatua pedestre del general San Martín.

Es deber de la Municipalidad de General San Martín que esa pirámide se levante en la zona en la cual San Martín realmente estuvo viviendo. Ya no podrá ser en el centro de su plaza como estaba ordenado.

La villa de Los Barriales, que todavía hoy se llama así, era el lugar de pasada entre Mendoza y Buenos Aires, y allí vivía el señor José Herrera, un gran colaborador de la obra de gobierno de Cuyo, quien hizo trabajos de canales y hasta la nueva huella de la Patria (hasta hace poco ruta nacional 7) pero no se puede afirmar que San Martín haya tenido su casa y su chacra en ese lugar.

Las investigaciones realizadas y las mediciones que no hace muchos años se han hecho muestran que la residencia en la villa de los Barriales es una presunción, y colocar la pirámide allí dio lugar a un error histórico que todos los patriotas y los admiradores del general San Martín de la actual villa de Los Barriales nunca querrán reconocer.

Los habitantes de la actual ciudad de General San Martín saben que viven en la villa nueva de los Barriales que pasó a llamarse “de San Martín” en 1823, en vida de nuestro primer vecino, quien también intervino en el trazado de sus 49 manzanas hecho a partir de las 200 cuadras de terreno para los beneméritos y sus familias.

Por si quedan dudas, véase este oficio agradeciendo al gobierno de Mendoza por haberle puesto su nombre a la villa donde él residía:

“Mendoza, y junio 4 de 1823.

Sr. Gobernador de esta Provincia, D. Pedro Molina.

Con el mayor placer contribuiré con mis cortos conocimientos a la delineación de la villa nueva que Vuestra Señoría me honra denominándola de San Martín.

Nadie más interesado en su fomento que el mismo que la ha destinado a pasar el resto de sus días.

Quiera el destino que a cada momento se me proporcionen ocasiones de manifestar a este honrado pueblo mi eterna gratitud.

Sírvase Vuestra Señoría admitir mi más alta consideración y agradecimiento.

José de San Martín”.

Este oficio tan lapidario está reproducido en una hermosa placa al pie del monumento situado en la plaza departamental de General San Martín, donde se ha reproducido en el bronce la caligrafía del fundador y primer vecino de nuestra urbe.

La Honorable Legislatura de Mendoza ha reconocido lo antedicho el 26 de diciembre de 2012, dándole el rango de “ciudad histórica” median-te la Ley Nº 8.525/12.

Ante estos elementos de juicio valorados en su conjunto sería enga-ñarse a uno mismo, pues, insistir con aquello contra lo que hay documentación y libros que niegan toda probabilidad.

 


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